La siesta no es sólo para los bebés. Los estudios demuestran que una siesta por la tarde también es estupenda para los adultos en ciertos casos. No hay por qué sentirse mal por permitirse dormir en tu colchón de estreno durante el día. Una siesta corta a media tarde puede potenciar la memoria, mejorar el rendimiento laboral, levantar el ánimo, hacer que estés más alerta y aliviar el estrés.
Antes de aprovechar estos beneficios te invitamos a conocer algunos aspectos relacionados a las siestas.
De acuerdo al médico neurólogo David Lira, uno de los principales factores que influyen en la duración del sueño en los seres humanos es la edad. “Al nacer, los recién nacidos pueden llegar a dormir hasta 18 horas diarias repartidas en periodos de varias horas a lo largo del día, ya que su sueño es fraccionado” añade el especialista.
Con el paso de los meses, el niño va consolidando progresivamente el sueño nocturno, para lo que es fundamental las rutinas en relación a la hora de acostarse y levantarse, así como las actividades que se realizan antes de dormir.
El niño de 2 a 4 años de edad tiene un sueño nocturno de alrededor de 10 horas y 1 a más siestas a lo largo del día. Sin embargo, conforme pasa el tiempo, la necesidad de dormir una siesta disminuye; en la mayoría de las personas a los 4 años de edad, puede dejarse de dormir siestas y sólo tener un sólo sueño nocturno.
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La siesta en horas de la tarde, después del almuerzo, que es la siesta más frecuente, es una costumbre que tiene una influencia directa con el clima según nos comenta Lira, jefe del laboratorio de sueño del Instituto Peruano de Neurociencias.
“En la mayoría de aglomeraciones humanas, en las que en horas de la tarde hace excesivo calor, se tiene la tendencia a dormir una siesta, costumbre que ha ido disminuyendo con el paso de los años, siendo más frecuente en personas de mayor edad, lo que puede estar influenciado por la mayor disponibilidad de tiempo”
En consecuencia, la siesta viene a ser una costumbre social, influenciada por el clima, no siendo necesaria para la mayoría de personas. Diversos estudios han encontrado que las personas que duermen siestas de más de una hora de duración, tienen mayor riesgo de obesidad y de enfermedades no transmisibles asociadas al sobrepeso, que las personas que no duermen siestas.
Cuando una persona que no está acostumbrada a dormir una siesta, duerma una o dos horas en el día, altera su ritmo de sueño, lo que puede afectar su sueño nocturno por uno o más días, por lo que no se recomienda.
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Para Lira, sólo deben dormir una siesta las personas que habitualmente lo hacen, influidos por rutina y costumbre y en este caso, la siesta no debe de durar más de 60 minutos, para no afectar el sueño nocturno; algunos estudios reportan que las siestas de corta duración pueden tener un beneficio sobre el rendimiento cognitivo y mejorar a largo plazo la salud cardiovascular.
Las personas con algunos trastornos de sueño como: somnolencia diurna excesiva, narcolepsia y cataplexia; pueden beneficiarse de dormir siestas cortas a lo largo del día, lo que mejora su nivel de alerta, así como permite disminuir la sensación de cansancio, lo que debe ser evaluado por su médico tratante para planificar sus horas de descanso fraccionado.
Para aprovechar al máximo la siesta, sigue estos consejos:
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