A la hora de comprar un colchón, hay literalmente miles de opciones. Tener diversas alternativas es estupendo, pero a la hora de decidirse por una sola cama que sea cómoda y se adapte a tus necesidades, una selección interminable puede hacer que sea más difícil reducir tus opciones.

Una de las consideraciones más importantes a la hora de elegir un colchón es la comodidad. Gran parte de lo que identificamos como «comodidad» está relacionado con la sensación de suavidad o firmeza de un colchón, y las camas pueden ir de muy suaves a muy firmes.

Piensa en la suavidad y la firmeza como dos extremos de un espectro y cada grado de este espectro se denomina «nivel de firmeza» de una cama.

Es importante tener en cuenta que la firmeza y el nivel de apoyo de una cama son diferentes. La firmeza se refiere a las capas superiores de una cama, mientras que el soporte se proporciona en las capas medias e inferiores.

Todos los colchones bien hechos ofrecen un sistema de soporte subyacente, independientemente de cómo se sientan las capas superiores. Incluso las camas que parecen muy suaves en la parte superior pueden tener un excelente sistema de soporte en la parte inferior.

La suavidad o firmeza de un colchón se refiere únicamente a la sensación inicial de la cama.

 

¿Qué firmeza es la adecuada para ti?

Entonces, ¿Cómo saber qué firmeza es la mejor para ti? Algunos especialistas explican que encontrar tu preferencia personal es tan sencillo como preguntarse: «¿Prefiero una cama suave o firme?».

Aunque pueda parecer una pregunta sencilla de responder, en realidad hay una variedad de razones detrás de nuestras preferencias de firmeza del colchón. Si no estás seguro de qué nivel de firmeza necesitas, explorar estas razones te ayudará con tu selección.

 

Alineación de la columna vertebral

columna vertebral

Dormir cómodamente depende a menudo de que la columna vertebral esté bien alineada. Cuando estás de pie o sentado, tu columna vertebral está apoyada porque controlas inconscientemente tu postura. Cuando te acuestas, pero estás despierto, tus músculos siguen trabajando, por lo que tu alineación se mantiene.

Sin embargo, cuando te duermes, tus músculos se relajan y tu cuerpo depende de la superficie en la que duermes para mantener la alineación. Si duermes sobre una superficie que no da soporte natural a tu espalda, puedes despertarte con dolores y molestias.

Es un error común pensar que cuando nos tumbamos de espaldas nuestra columna está recta. En realidad, nuestra columna vertebral tiene una ligera curva natural. Por eso, mientras duermes, es fundamental que tu colchón soporte esta curvatura natural, lo que también ayuda a aliviar los puntos de presión. 

Los puntos de presión más importantes que hay que tener en cuenta a la hora de elegir un nivel de firmeza de un colchón son los que tienen más contacto con la cama, como los hombros, las caderas y las piernas.

Elige una firmeza que ofrezca un soporte adecuado sin crear puntos de presión, que proporcione una buena distribución del peso corporal y que sea compatible con tu posición para dormir. Por ejemplo, al dormir de lado, las caderas y los hombros deben hundirse en el colchón lo suficiente como para aliviar los puntos de presión y mantener la columna vertebral alineada.

Una vez más, recuerda que «suave» no significa necesariamente «sin soporte». Elegir un nivel de firmeza significa simplemente elegir la superficie que permitirá a tu columna vertebral alinearse correctamente en el colchón. La alineación de la columna vertebral sobre la superficie de descanso depende de varios aspectos, como el peso de tu cuerpo y la posición típica para dormir.

 

Posición para dormir

La posición en la que se duerme es una consideración crucial a la hora de decidir el nivel de firmeza adecuado. La cantidad de presión ejercida sobre puntos específicos de tu cuerpo depende de los puntos que soportan la mayor parte de tu peso. Por ejemplo, alguien que duerme boca abajo ejercerá más fuerza hacia sus caderas que alguien que duerme boca arriba.

Aunque las posiciones para dormir y las preferencias de firmeza se reducen al gusto personal, existen recomendaciones para aquellos que están indecisos sobre qué firmeza elegir:

Los que duermen de lado suelen preferir un colchón más blando. Una superficie blanda permite que el colchón se adapte a los puntos de presión de los hombros y las caderas, así como al brazo que se mete debajo de los durmientes de lado, evitando el entumecimiento y el hormigueo.

Los durmientes de estómago obtienen más comodidad con un colchón más firme. La presión en las caderas y la pelvis es mucho mayor para los que duermen boca abajo, porque son los puntos que soportan la mayor parte de su peso. Un colchón de firmeza media o alta evitará que las caderas y la pelvis se hundan más que los hombros y creen una curva antinatural en la columna vertebral.

Las personas que duermen de espaldas son las que tienen un mayor rango de firmeza, ya que la presión se reparte uniformemente entre sus puntos de presión mientras duermen. Por ello, los que duermen de espaldas pueden encontrar comodidad en colchones suaves, medios y firmes. Si todavía estás indeciso, un colchón de firmeza media es una opción bastante segura.

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Compañero para dormir

Dependiendo de tu peso corporal y de la posición en la que duerman, tú y tu pareja pueden necesitar diferentes niveles de firmeza, pero puede ser difícil sacrificar tu comodidad. Un colchón de firmeza media puede ser un buen compromiso para satisfacer a ambos.

 

Peso del cuerpo

peso cuerpo

El peso es otro factor clave a la hora de elegir un nivel de firmeza, sobre todo para las personas que están por encima o por debajo del rango de índice de masa corporal (IMC) recomendado. Cuanta más pesa uno por centímetro cuadrado de cuerpo, más fuerza se ejerce sobre los puntos de presión cuando se acuesta.

Una persona más pesada puede hundirse mucho en un colchón blando, y una persona ligera puede tener la sensación de que le empujan encima de un colchón firme. Una consideración adicional para las personas más pesadas (o con problemas de movilidad) es la accesibilidad; hundirse en un colchón blando dificulta entrar y salir de la cama.

Una regla general: cuanto más alto sea tu IMC, más firme será tu colchón. Por el contrario, cuanto más bajo sea tu IMC, más blando deberá ser tu colchón. 

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