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¿Tu pequeño se despierta llorando a menudo? ¿Se resiste a dormir en su colchón de cuna? ¿Solo quiere dormir en tus brazos? Los padres primerizos pronto descubren que «dormir como un bebé» no siempre es tan tranquilo. De hecho, es bastante frecuente que los bebés protesten cuando se les acuesta en su cama y que se despierten llorando unas horas o minutos después de haberse dormido.
Afortunadamente, hay formas de ayudar a tu bebé a dormir mejor, y que tú recuperes las noches de sueño que te faltan. ¿Te gustaría saber cómo dormir a un bebé? Hemos preparado este artículo con algunos consejos de profesionales en el sueño de los bebés para que puedas ayudar a tu pequeño a descansar. ¡Sigue leyendo!
Crear una rutina para irse a dormir es el primer paso para ayudar a tu bebé a conciliar el sueño. Una de las formas en que el bebé aprende que es hora de dormir es a través de las señales que le da su entorno. Entonces, unos 30 minutos antes de acostarlo, baja el ruido y atenúa las luces.
La iluminación adecuada es esencial porque ayuda a ajustar el reloj interno del bebé. Nuestro cerebro asocia la luz y la oscuridad con estar despierto o dormido. Por ello, es mejor bajar la intensidad de la luz por la noche y exponer al bebé a una luz brillante por la mañana, ya que esto contribuirá a este proceso.
Entonces, ¿cuándo duermen los bebés toda la noche? Una vez minimizados los estímulos, puedes introducir otros hábitos tranquilizadores, como un baño caliente, canciones de cuna o cuentos en voz baja.
Los profesionales recomiendan instaurar hábitos nocturnos lo antes posible, idealmente entre las 6 y las 8 semanas. Es importante que seas constante y realices las actividades en el mismo orden cada noche para que tu bebé aprenda qué esperar.
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Si metes a tu bebé en la cuna cuando ya está dormido y se despierta por la noche, algo que hacemos todos los humanos, no reconocerá su entorno y necesitará que le ayudes a volver a dormirse. Por tanto, intenta acostar a tu bebé somnoliento pero despierto, y así aprenderá a tranquilizarse y dormirse por sí solo, lo cual es el objetivo principal del entrenamiento del sueño.
Los recién nacidos se benefician de mecerlos y tranquilizarlos para que se duerman, pero los bebés se desarrollan rápidamente y no necesitan esas prácticas para siempre. Por eso, es mejor acostar a tu bebé despierto los primeros meses, al menos una vez al día. Sigue dándole mimos, pero deja poco a poco de acariciarle, de darle la mano y de mecerlo para que se duerma.
Los recién nacidos se quedan dormidos todo el tiempo mientras comen, pero si tu bebé se duerme a menudo durante la toma de su alimento, pensará que necesita comer para volver a dormirse.
Para combatir este problema, adelanta gradualmente la hora de la toma hasta que tu pequeño pueda terminarla, luego finaliza la rutina con un libro y una canción tranquilizadora, y arrópalo somnoliento pero despierto. Es posible que aún tengas que levantarte para darle de comer por la noche, pero entonces será por hambre y no para calmarlo.
A la hora de dormir a un bebé, el horario es tan importante como la rutina. Alrededor de las 8 semanas, los bebés tienen un aumento de melatonina, una hormona que produce somnolencia y que el cuerpo libera cuando llega la hora de dormir, lo que significa que están preparados para acostarse pronto. En cambio, si se les mantiene despiertos hasta tarde, se sobreestimulan y es más difícil acostarlos.
Una buena señal de somnolencia es cuando el bebé se tranquiliza, es decir está menos activo, tiene cara de aburrimiento o se queda mirando a una sola dirección. Entonces, aprovecha el momento y empieza la rutina para acostarlo. El horario de sueño del bebé le indica cuándo estar despierto y cuándo dormido, y es conveniente reforzarlo.
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Un niño bien descansado dormirá mejor que uno demasiado cansado. Parece contradictorio, pero saltarse una siesta (o dejar al bebé despierto hasta tarde) con la esperanza de que duerma más por la noche no funciona.
Cuando los bebés están demasiado cansados, sus hormonas del estrés aumentan. Luego, cuando por fin se duermen, hay muchas probabilidades de que no sea por mucho tiempo, pues esas hormonas del estrés los despiertan cuando están en una etapa de sueño más ligero. Por eso, las siestas diurnas regulares son tan esenciales para conseguir que un bebé duerma por la noche.
Como ves, no existe el mal sueño, sino los malos hábitos, y suelen ser reversibles. Con estos consejos podrás renovar los hábitos de sueño de tu bebé para que tú también duermas más. ¡Esperamos que esta información te haya sido de ayuda!
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